viernes, 4 de noviembre de 2011

Esperabas una pequeña señal...pero parecía que ninguna aparecía, mientras vagabas sin rumbo por las calles.

Ella rezaba, esperando que alguien llenase su vida de recuerdos.

¿Sería el destino?

Nunca la habías visto, ni siquiera sabías su nombre, pero aún así, creías que ella podría salvarte, tenías esa impresión.

Sólo un poco de afecto en ese frío y lastimero camino.
-Sálvame de este estado, sin emoción alguna...
Sólo un poco de cariño en este lastimero camino.

¿Por qué era todo tan confuso? ¿Por qué crecer y madurar dolía tanto? Buscamos y perdemos, encontramos...y otra vez a empezar... Y no sabías qué iba a ser...Pero no harías ninguna promesa...
No sabías si podías.

No sabías si debías.
No sabías lo que estaba bien, ni qué vendría, si ella quisiera...

Y ahí estabas, parado en la lluvia. Detenido en el frío, prometiéndote a ti mismo que no querías recibir otro disparo en el alma, no...
-Tengo miedo...de ese disparo. Sálvame...

Y al final, después de tantos meses... Parece que se salvó, y ella, por fin, pudo llenar su vida de recuerdos...

sábado, 30 de octubre de 2010

Lycanthia...


Cuando la noche cae para reinar

La Luna comienza a brillar

Las voces del bosque le gritan sin cesar

"No escuches la Dama Infernal"

Aunque estos hechizos en trance dejarán

De nada te convertirás

Lycanthia es tu nombre, se escucha como aullar

Siembras terror al pasar

Sol, dale paz

Manchada de sangre la Luna alumbra

Sol, dale paz

Sus ojos abiertos ansían devorar

Libérala del mal

Triste Lycanthia camina hacia el Sol

El tiempo transita veloz

Su alma lo enciende deseando derramar

La sangre de seres sin más

Cae la Luna, la bestia va a salir

Lycanthia dispuesta a morir

Clava una daga en su propio corazón

Rompiendo la maldición

Sol, dale paz

Dando lugar a este triste final

Sol, mírala

Sus ojos cerrados en la eternidad

Liberada del mal


Lycanthia - Ordo Funebris


jueves, 28 de octubre de 2010

jueves, 7 de octubre de 2010

One Life, One Soul...


Estoy triste... Y no puedo evitar que, ahora mismo, escuchando su voz, asomen algunas lágrimas. Y es que el pasado 5 de octubre nos dejó Steve Lee, fundador y cantante de mi grupo favorito, Gotthard.

Aún no puedo creerlo. No quiero creerlo.

Hace unos días buscaba en su página web, esperanzada, que volvieran a dar un concierto en Madrid. Echaba de menos escuchar la perfecta voz de Steve Lee en directo.

Echaré de menos que me cante, y yo cantar con él. Que toda la sala cantara con él. Todos con él. A fin de cuentas... One life, one soul...

Sólo me queda darle las gracias por los recuerdos. Sus canciones. Sus palabras. Su sonrisa. Su abrazo... Recuerdos que guardaré para mí y que nada ni nadie podrá borrar.


Tears to Cry...





martes, 5 de octubre de 2010

One night and one time, thanks for the memories!

No sé si debería haberte llamado...lo mismo me habrías mandado a la mierda porque tendrías que pagar tú también... Y un sms no, que me quedo pobre (sí, soy así de simpática, pero sé que me quieres)

Bueno... Yo... No sabía tampoco si dedicarte algo, aunque sea una chuminada, que es lo que es... Pero ajo y agua.

Sólo quería decirte que eres lo mejor que he encontrado por ahí en estos últimos años, y aún sin conocerte casi....puedo afirmar que serás lo mejor que haya conocido en los venideros. Muchas veces lo pienso, y es que apenas nos conocemos, y cada vez que nos hemos visto, ha sido genial. Siempre hemos tenido algo de qué hablar (no sé si por la capacidad que tenemos los dos de no callarnos ni debajo del agua) a pesar de las largas horas que hemos pasado de charleta, día sí y día también. Y por la tarde, y por la noche. Y porque no había más tiempo material, que sino...

Y es que me cuesta pensar que hace sólo unos meses que nos conocimos. ¡Y cómo nos conocimos! Lo recuerdas, ¿verdad? Al principio me diste algo de miedo, para qué negarlo. Y a los dos meses ya estábamos juntos en el concierto de Avalanch, gritando como locas a Ramón. Nuestro Ramón. Cada vez que recuerdo esa noche, se me dibuja una sonrisa. Me es inevitable.

Las quedadas que siguieron al concierto... no hicimos nada especial. Bueno, sí, como siempre: hablar...y hablar... Y nunca antes, hablando, me había dado cuenta de lo rara que llego a ser. ¿Quién reconoce a la hembra de un gorrión? Creía que sólo yo y los ornitólogos. Pero aquella tarde, comiendo pizza contigo, descubrí que tú también. ¡Yuhu! ¡No estoy sola en el inexplorado mundo de los gorriones!

La última vez que nos vimos fue sin duda de las mejores. Supongo que porque sabíamos que no íbamos a vernos en un tiempo, demasiado largo me temía, y que ya empieza a hacerse casi insoportable. ¿Cómo se puede echar tanto de menos un abrazo? ¡Jopetas!

En fin, que tengo muchas ganas de volver a verte y de poder tirarte de las orejas y felicitarte con un besazo y como es debido.
(Nota mental: tengo que buscar un peluche de un zorro....a ver dónde...)

Muchas gracias por los recuerdos que me has regalado. Son los mejores.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Mi dulce trovador...

"Sin paz, sin amor
respirando pánico al azar...
sin llevar el as de ganar,
viviendo sueños sin poder soñar.
Voy cayendo lentamente
y en tus brazos quedo atrapado
como cadenas que atan al esclavo
quedo unido a la soledad, sin alivio.
Y aquí estoy, llorando mi muerte
viendo mi vieja vida simplemente
en silencio constante...
esperando a que llegue mi ángel de la muerte,
para que libere mi mente
mis sentidos, mi yo más inherente,
siento el calor de sus manos acariciándome
llevándome más allá de donde mis ojos pueden ver.
Llevándome al Limbo
al lugar de las almas en pena,
al rincón de las lágrimas,
y ahí es donde quiero morir...
Solo y en silencio,
queriendo gritar su nombre,
pero nada sale, nada queda;
solo y en silencio, sin poder volver..."
Podía escuchar sus lamentos, los lamentos de aquel trovador que en silencio me llamaban...Plasmaba en palabras todo cuanto sentía, todo cuanto en su mente se arremolinaba en inciertos pensamientos... Me llamaba y yo escuchaba su pesar. Sentía su dolor.
Llegué a su lado. Como una sombra plateada, le rodeé.
Me fijé en sus manos, descuidadas y sucias por la tinta. Escribían, temblorosas, versos para mí...
Él lloraba, y mi corazón, antaño muerto, le respondía llorando con él.
No podría hacerlo... No sería capaz... Esta vez no...
Suspiré y pareció que el poeta pudo sentirlo, pues levantó la vista de sus versos. Sonreí con dulzura al comprobar que él también sonreía:
-Has venido, mi amada... Has venido a por mí... a llevarme contigo.
Se levantó de la desvencijada silla y me buscó por la oscura estancia, a duras penas iluminada con la trémula luz de las velas. No me veía, pero sabía que había ido a verle...
Me acerqué a él y acaricié con mi mano su rostro. Se detuvo en el sitio, me sentía.
-Por favor...-me suplicó.
Con una profunda amargura deslicé mi mano suavemente hasta su pecho, a la altura de su corazón. Su último latido resonó en mi cabeza como un ruido ensordecedor. Lloré mientras veía cómo su cuerpo se venía abajo...
Sentí a mi espalda un suspiro. Sonreí esperanzada y ahí le vi. Tan radiante... Me miraba a los ojos y con una sonrisa, me susurró:
-Eres un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz...incorpórea, intangible...¿Por qué no puedes amarme?
.....

jueves, 26 de agosto de 2010

Descargar...


Sentada en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. En su regazo el cuadernillo y en su diestra el bolígrafo.


"Deseo vehemente perderme en un bosque...frío, silencioso, oscuro... Que las hojas de los árboles dejen pasar trémulos rayos plateados de luna, que iluminen el suelo de hierba y hojas."


Cierra los ojos, apoyando la cabeza en la pared, y empieza a hablar en un susurro, dejando de escribir:


-Se escuchan los grillos...y el suave murmullo del viento. Cierro los ojos y toco con mis manos los rugosos troncos de los árboles...


Se para a escribirlo, y mientras escribe, sigue hablando en susurros:


-Una lágrima rueda en silencio..se vuelve fría al contacto con la brisa...se seca y desaparece. Todo desaparece...engullido por la oscuridad, el silencio... La angustia se hace dueña...


Deja de escribir y de hablar un momento, intentando enfocar las palabras que ya había escrito. Sigue:


-Pero deseo volver a sonreír...lo anhelo... ¿Busco el bosque para acallar mis lágrimas, para que nadie me vea llorar? No. Voy al bosque intentando acallar mis lágrimas, buscando un hombro en el que hundir mi cara para que nadie me vea llorar...


Suspira y cierra el cuadernillo, sin decir más. No podía decir más.